20 de mayo en Mercedes

El 20 de mayo, nos concentramos en la Plaza Artigas de la ciudad de Mercedes, adhiriendo de esa forma, a la vigésima Marcha del Silencio que se realizó a la misma hora, en Montevideo, con una multitud de gente participando.

En el acto, recordamos los nombres de todos/as los/as compañeros/as, de todo el país, y gritamos presente!

Hicimos nuestras las palabras de Madres y Familiares de Detenidos-Desaparecidos:

En estos largos años de buscar a nuestros familiares hemos tenido que aprender sobre leyes, a indagar en los archivos, a escribir comunicados y también a ser persistentes, a no desmayar, a convencernos que la búsqueda no termina ni con la muerte, ya que el dolor que guía el eco de las preguntas ¿quién, cómo, dónde, cuándo, por qué?, no prescribe. 

Aprendimos que intentar dar vuelta una página de la historia sin leerla es condenarse a vivir sin pasado. Y que de la verdad no hay retorno. También aprendimos que no estamos solos. Que siempre hay manos tendidas dispuestas a ayudar, a brindar su apoyo para cada tarea necesaria. Que son muchos los que sienten a los desaparecidos como “compañeros de la vida”, que “Todos somos Familiares”. 

En estos años hemos tenido que avanzar en muy diferentes circunstancias, primero con los temores naturales durante la dictadura, luego con gobiernos que no sólo fueron cómplices del pacto de silencio de las Fuerzas Armadas, sino que utilizaron todos los medios posibles para consagrar la impunidad
e intentar el olvido. Hasta llegar a los gobiernos actuales, en los que se dieron pasos muy importantes, pero que siguen siendo absolutamente insuficientes. La verdad sigue ausente, los juicios se paran o enlentecen; en estos 10 años sólo hemos ubicado, en Uruguay, los restos de 4 compañeros  desaparecidos y sus asesinatos y desapariciones permanecen impunes. 

La falta de justicia sobre los crímenes del terrorismo de estado, sostenida durante tantos años, ha fortalecido la cultura de impunidad y los logros obtenidos, unos pocos militares y civiles condenados, no logran funcionar como una derrota a la misma. Las acciones contradictorias de los últimos gobiernos han postergado un necesario impulso total y franco de los 3 poderes del estado en este sentido. Entendemos que debe haber una actitud más enérgica desde el gobierno para lograr avances más significativos. 

Vemos con expectativa, la creación del actual Grupo de trabajo por verdad y justicia, en torno a este tema, aunque aún no se ha formalizado el decreto que establezca los cometidos de su nombre. Madres y Familiares integrará dicho espacio, en la convicción que su eje central sea investigar y esclarecer el destino de cada desaparecido, establecer las responsabilidades en cada uno de los más de 200 asesinatos y de las torturas vividas por miles de presos políticos de ese período y llevar a la justicia a los responsables; sean militares o civiles, autores o cómplices de ésta barbarie.

Sin el esclarecimiento de todos estos delitos de lesa humanidad, no se construye una democracia duradera. Fueron las fuerzas armadas quienes introdujeron en nuestro país el terrorismo de Estado, fueron ellos como Institución que avasallaron los derechos ciudadanos cometiendo crímenes aberrantes incluso a niños: no nos olvidemos de los niños uruguayos que aún permanecen desaparecidos. Tienen la mayor responsabilidad, (aunque no la única). 

Ellas han sostenido una actitud de desafío constante. La mentira y la ausencia de colaboración para esclarecer estos delitos han sido su invariable respuesta a una sociedad a la que sí reclaman una inmerecida reconciliación. Los más recientes comandantes de las Fuerzas Armadas, esgrimen el argumento de la natural depuración en función de los retiros por edad, y no asumen su responsabilidad institucional. Los archivos de inteligencia no se han abierto para obtener información. Los mandos nunca han sometido a tribunales de honor a los pocos condenados por estos delitos. Son ellos, más que nadie, quienes deben aportar la verdad. Verdad que comprende el Cuándo? Dónde? Cómo? Por qué? Y quiénes son los criminales? 

Desde el propio Ministerio de Defensa ha habido pronunciamientos, que lesionan, y en nada ayudan a adelantar en las investigaciones. Y es indudablemente el gobierno quien debe denodadamente exigir y buscar información, dentro de las fuerzas armadas, para entregarla a los jueces, investigadores y víctimas. 

Pero también la Justicia tiene una enorme deuda con la sociedad. Era muy cómodo para ésta el actuar en el marco de una interpretación perversa de la ley de caducidad, que les permitía archivar todas las demandas de los familiares de las víctimas. Cuando algunos Jueces y Fiscales decidieron avanzar, se encontraron con múltiples murallas: en esencia una Suprema Corte de Justicia complaciente, que ha trasladado jueces, y que se ha negado sistemáticamente a aplicar las leyes internacionales referidas a los delitos de lesa humanidad, a las que nuestro país ha adherido. 

Como última muestra, en un fallo reciente, inapelable, absolvió al policía retirado Ricardo Zabala, procesado en 2012 como cómplice del asesinato del maestro Julio Castro. La sentencia adoptada por mayoría es gravísima; ignoran los hechos y las pruebas y aplican nuevamente la infame ley de caducidad aduciendo “obediencia debida”, dejando a su familia y al país, una vez más, sumidos en la más absoluta impunidad. Impunidad que se convierte en una amenaza constante a toda justa lucha popular. Hacemos un llamado al Parlamento, un llamado a la responsabilidad a la hora de nombrar a los Ministros de la Suprema Corte de Justicia. Del Poder Legislativo depende que allí estén los que verdaderamente han de impartir Justicia. 

Compañeras y compañeros, en estos más de 40 años de búsqueda han quedado en el camino muchas madres, se han ido sin conocer el destino de sus hijos. Pero tengan la certeza que tras ellas siempre habrán familiares, amigos, los trabajadores y compañeros de desaparecidos reclamando por ellos, exigiendo  

        VERDAD, JUSTICIA Y NUNCA MÁS.


 





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