La Comisión Memoria, Justicia y contra la Impunidad (Soriano) se hace partícipe de este acto con plena convicción de que
nuestra lucha forma parte de la de los trabajadores organizados. Acto
en el que unificamos todas las luchas de los trabajadores.
Reafirmamos entonces, que son de los trabajadores la lucha por no
olvidar los crímenes del Terrorismo de Estado, la lucha por
Justicia, la lucha contra la Impunidad. Está en la plataforma de
nuestra Convención. Es lógico y natural que los trabajadores asuman
esta lucha. La CNT, mucho antes que la Dictadura se hiciera presente
con su secuela de atrocidades, en sus inicios, definió que de darse
un golpe se respondería con la huelga. Esto es una condena previa a
la Dictadura. Y, efectivamente, cuando esta se hizo presente, los
trabajadores respondieron con aquella magnifica muestra de
resistencia a lo largo de todo el país, de la que en Mercedes y
Soriano tenemos ricos ejemplos. Y cuando se volvió a la democracia,
las banderas de verdad y justicia se integraron al conjunto de sus
reivindicaciones.
Digamos además, que los luchadores sociales que hemos
recordado con el Espacio Memoria, que esta a pocas cuadras de acá,
los diez detenidos desaparecidos de Soriano, eran trabajadores y
algunos dirigentes sindicales.
Con respecto al tema Memoria hemos hecho un trabajo que se ve.
Se han puesto placas, marcas, se han hecho memoriales, etc. Hemos
logrado, en buena medida, poner el tema en la consideración publica.
Al respecto, pudimos terminar el Espacio Memoria. Obra que se realizo
gracias a la participación de mucha gente, de muchos sindicatos.
Pero con respecto a la Justicia hay un gran debe, una gran
carencia, un amargo sabor a poco. El manto de la Impunidad esta como
telón de fondo que se expresa en hechos concretos y en un estado
general que podemos llamar “cultura de la Impunidad”. La
Impunidad, que se manifiesta en que la justicia no ha juzgado, salvo
unos pocos casos, los peores crímenes que se han cometido en el
país, es, además, una enfermedad que corroe a la sociedad. No
existe democracia plena con impunidad. No existe seguridad, caballito
de batalla de muchos, con impunidad. ¿Cómo se puede combatir el
delito, cuando quienes cometieron los peores están impunes?
Mencionemos algunos hechos de impunidad. Nos referimos a lo
que no ha hecho, o ha hecho, el Estado. Desde la instalación de la
democracia son innumerables los hechos que hablan de la voluntad de
no juzgar, de lo cual, la Ley de Caducidad es una muestra clara, pero
no la única. A partir del 2005 se hicieron investigaciones y se
procesaron a algunos represores. Pero fue enorme el esfuerzo de la
sociedad civil, de organizaciones de Derechos Humanos, de periodistas, en la
realización de reclamos, en aportar datos y pruebas, siendo el
Estado el que ha estado en falta. Y además se ha dificultado el
acceso a la información, a los archivos, se han trasladado a jueces
que estaban estudiando casos de violaciones a los Derechos Humanos, se han
creado comisiones que muestran una gran ineficacia.
Veamos algunos datos que son muestra de lo que estamos
diciendo. De cerca de 200 detenidos-desaparecidos, se han encontrado
24 cuerpos, 5 de ellos en Uruguay. Entre ellos nuestro coterráneo
Ricardo Blanco. De 210 expedientes judiciales presentados, alrededor
del 70% están en etapa de pre sumario. Solo fueron procesados poco
más de 30 represores. Menos de la mitad permanecen presos. 5 tienen
prisión domiciliaria, Gavazzo entre ellos. Algunos fallecieron y
algunos están prófugos.
En cuanto a los Tribunales de Honor, solo uno se ha
pronunciado. Esto tiene, entre otras consecuencias, el que sigan
cobrando sus jubilaciones y prebendas.
Agreguemos a esto, que hay represores que han sido profesores,
que han ocupado cargos, que han sido representantes en eventos
internacionales. Además, los prófugos cobrar su jubilación por
medio de la tarjeta BROU internacional a través de un mecanismo por
el que deben solicitar en el respectivo Consulado un documento. Por
lo tanto la Cancillería sabe donde están.
Es impunidad también lo que pasa con las excavaciones que se
han realizado en los cuarteles, por la lentitud, por los permisos que
se requieren.
Pero la Impunidad se manifiesta también en los delitos de
“cuello blanco”. Se sabrá algún día, por ejemplo lo del Plan
Conserva, sobre el vaciamiento de los bancos, los Peirano, etc. Pero
es Impunidad también, y esto nos afecta hoy muy de cerca, las cifras
que hablan del puñado de ricos que se llevan la mayor parte de la
riqueza y de la gran mayoría que se reparten la parte menor de la
torta. Y acá se pueden atar cabos con el Terrorismo de Estado y la
Impunidad. Porque la Dictadura supuso un proyecto social y económico
de de gran avance del capital sobre el trabajo, o sea, empeoramiento
de las condiciones de trabajo y una baja del salario real del orden
del 50%. De tal modo que la represión y la consecuente Impunidad son
instrumento de lo anterior.
Hay muchas cosas que pertenecen a la cultura de la impunidad
que hay que enfrentar con tres herramientas, Verdad, Justicia y
Memoria. Verdad para desnudar la impunidad, hacerla visible. Ella se
nutre de la oscuridad y la falta de transparencia. Justicia, porque
la Verdad lo exige, es necesario responsabilizar a los impunes.
Memoria para recordar a los impunes, para que nadie se olvide de nada y de nadie. Así construiremos el
“NUNCA MÁS”.
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